
En vista de que mi mes favorito ya terminó, comparto contigo...
A lo largo del tiempo de su vida, el poeta se apoya un momento –si la circunstancia lo exige- en algún árbol, o mar, o talud, o nube de cierta irisación. No está ligado al extravío de los demás. Su amor, su comprensión, su dicha, tienen equivalentes en todos los lugares a los que él no ha ido, a los que nunca irá, en las moradas de los extraños a quienes no conocerá. Cuando le levantamos la voz, cuando le instamos a aceptar atenciones que vinculan o invocamos a su propósito a los astros, responde que él es del país de al lado, del cielo que acaba de abismarse.El poeta vivifica y luego corre al desenlace.Al atardecer, a pesar de que en su mejilla hay hoyuelos de aprendiz, él aparece como un transeúnte cortés que abrevia la despedida para no perderse el momento en que el pan sale del horno.
Traducción de Jorge Riechmann