sábado, 2 de febrero de 2013

Un amigo que se va



Hay personas con quienes compartes algunas horas de la vida y, con los años, sus recuerdos quedan imborrables. José Luis Mendoza llegó, como muchos jóvenes, al Instituto Paulo VI para estudiar Educación. Allí, tuve la fortuna de tenerlo como alumno en el curso de Lengua.  Refresco mi memoria y veo su reflexiva mirada cambiar rápidamente a una animada expresión ante los ejercicios de ortografía; está también el brazo levantado cuando, en una práctica, enseñaba a motivar a los niños, cada diez minutos, con nombres bíblicos; igualmente, aparece esa calma, tan suya, para formular una pregunta…
Hoy, en su casa, a la 1:30 p.m. fue la misa en cuerpo presente. Allí, estuvimos sus maestros, sus entrañables compañeros de  promoción, sus hermanos en Cristo, amigos y vecinos para decirle adiós en medio de cantos acompasados con la orquestina de su parroquia.  Un derrame cerebral se llevó a este gran maestro paulino. Que Dios lo tenga en su gloria.