jueves, 21 de febrero de 2008

Poetas emigrantes



Tiempo atrás, recibí unas diapositivas, en esas cadenas que las “chicas”, gustosamente recibimos y reenviamos. En ellas, se describía las reacciones femeninas frente al espejo según el transcurso del tiempo. La última diapositiva nos ilustraba a una dama de ochenta años que ya no mira su imagen reflejada en este sincero amigo, sino que se pone el sombrero rojo y sale al mundo a divertirse.
Cuando leí rápidamente el título Home is where hatred is mi memoria hizo clic y lo conectó con aquella última imagen del Power Point, que había visto, en la que se apreciaba un fino sombrero del color de la pasión y, por eso, razones no me faltaron para pensar que el libro que estaba a punto de leer hacía honor al tema musical de Cindy Lauper Girls just want to have fun (Las chicas sólo quieren divertirse) muy de moda en los ochentas, pero no sabes qué lejos estuve del sentido real de Home is where hatred is.
En mi confusión, por recibir sorpresivamente este libro de poemas como regalo, mi lectura veloz había convertido la palabra: hatred (odio) en red hat (sombrero rojo); es decir, en español podría titularse así El hogar es donde está el odio. Ciertamente, tan atormentado verso le pertenece a uno de los pioneros del rap, el poeta y novelista Gil Scott Heron, quien en la homónima composición musical nos dice: “Home is filled with pain and it, might not be such a bad idea if i never, never went home again”.

La delicada edición que recibí fue hecha en UK en el 2007 y muestra una colección de textos en los cuales sus siete autoras nacidas en diversos lugares del mundo y con experiencias distintas nos comparten una sola vivencia: tener que dejar el hogar, aprender un nuevo idioma y construir otro donde puedan.

Como puedes observar en la foto, la portada nos ofrece la imagen de una dama con alas, quien sentada casi en posición de medio loto, con los ojos cerrados, lleva entre las manos una casa que nos hace pensar en ese binomio recurrente: mujer-hogar. Los grandes relojes decorados con escenas domésticas que ilustran los poemas refuerzan el transcurso del tiempo. No en vano, las autoras optaron por la división en secciones nombrándolas según los días de la semana.
La egipcia Nora Armani inicia el poemario en el primer día laborable, es decir el lunes. Sus versos enfatizan la proyección de la madre a través de su escritura; de ellos, rescato los siguientes: “I don´t fit anywhere/ not even in my shoes”. Para el siguiente día, la peruana Sofía Buchuck escoge algunos elementos de la naturaleza como “El naranjo” para confesarnos algunos secretos de los primeros amores.
El miércoles Valbona Voca Bashota, nacida en Kosovo, expresa en un verso libre, al igual que las demás, una sentida nostalgia por su tierra natal. Por su parte, la teheraní Soheila Ghodsitinat invita a los lectores a ser partícipes de un entretenido juego de palabras; precisamente, encontramos el verso que da nombre a esta colección.
Con textos muy breves, la turca Suriye Gunes evoca la maravillosa infancia transcurrida durante el viernes.
Si hay algo de oriental en esta publicación, es un kaiku de Sifundo Msebele con marcadas notas de género, notemos: “I saw God last night / she took a picture of me”.
Finalmente, la belgradense Nela Milic cierra la semana, al mejor estilo rap, con un poema caracterizado por sus nítidas dosis de denuncia social.
En suma, es una colección en la que aparecen los rostros de las mujeres emigrantes quienes luchan para ser portadoras de vida, amor y justicia a pesar de las circunstancias.

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