sábado, 31 de diciembre de 2011

Un año para el recuerdo

Es el último día del 2011 y es momento de mirar el calendario y revisar lo que hicimos o dejamos de hacer en este año que se va.

Por mi parte, estos 365 días, fueron como un buffet de chifa: tuvieron varios sabores y colores.

Pasará mucho tiempo para olvidar que estuve en el escenario varias veces, pues no suelo hacerlo. Prefiero disfrutar de las puestas en escena o dirigir a mis estudiantes. Estar en medio de todo el barullo, sentir las miradas y los aplausos es una emoción que solamente la entienden quien ha estado frente a un gran público alguna vez. Las educadoras del nivel de primaria organizaron una representación para sus pequeños y también para inicial. Allí, tuve que balar al igual que una oveja para la diversión de los chicos. Pero lo que ha quedado en mi corazón es la representación que hicimos en el altar de la parroquia de Bayovar. Esta vez, con el mismo elenco, me convertí en coneja para los niños del lugar. Todo el respeto del mundo a mi Directora quien hace la catequesis para medio centenar de niños de inquietas miradas. Al vernos llegar, traviesas sonrisas aparecieron en sus rostros: eran los días previos a la Navidad…

 Ana Isabel (lechuza), Katty (ardilla), Ana María (cuervo) y la oveja.
Con Ana Isabel, Claudia y Cindy representamos un villancico muy peruano vestidas de “mamachas” ante el niño Jesús. Nuestro objetivo era seguir el eco a la no discriminación, pero se nos ocurrió terminar con el famoso Merry Christmas con un toque rapero al mejor estilo de un arroz con mango, por supuesto, pero nos aplaudieron a rabiar.

Mis tutoriados confesaron en una encuesta que soy gritona. Ellos no comprenden que a veces me siento la soprano Sara Brightman… cuando les llamo la atención.




Katty, Ivón, Kerin, Ana Isabel, Yesica, Angélica, yo y Ana María
    
Un día previo a las vacaciones, los tutores de secundaria tuvimos un pequeño “tour” por la biblioteca de nuestro colegio con una singular misión: escoger y desechar textos. Cual cirujanos en pleno quirófano, estuvimos con guantes y mascarillas para que la generación de ácaros y hongos que allí se incubaron no pudieran reconocernos. No esperábamos este aperitivo antes del almuerzo de fin de año... ¡Plop! 

Aunque en el buffet de chifa no hay cerezas, el premio compartido con María Elena, como mejor equipo del 2011, adornó ese delicioso ají de gallina que degustamos gracias a nuestra querida Promotora.

Despido este 2011 muy feliz por todo lo vivido. No cuento todo aquello que tuvo sabor a limón. Como decía Facundo Cabral, "el olvido es una cortesía de Dios". Así, que pienso repetir el plato el próximo año.

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